jueves, 16 de septiembre de 2010

EDITORIAL para ESFAP por el día internacional de la paz 2005

EDITORIAL


Recordamos este tercer martes de setiembre el Día Internacional de la Paz, mágica palabra que ha arrojado al hombre a los campos de batalla, todo en nombre de la paz. En verdad todos queremos la paz, pero no sabemos cuando llegará, no sabemos cuando los gobiernos establecerán la paz verdadera y perpetua como lo propuso alguna vez Immanuel Kant y otros grandes pensadores.
A través de la historia se han firmado tratados internacionales, convenios de políticas internacionales, etc. todos buscando la tan anhelada paz, aquel enigmático sueño utópico que embriaga el espíritu, pero qué vemos a diario: países poderosos acusando a otros de violar los derechos humanos, de armamentistas, de terroristas, etc. e invaden estos países con el derecho que le aclama su poder, dizque por proteger y resguardar la paz mundial, que lejos están de conocer la paz verdadera; tal como es el individuo es la sociedad, si queremos paz entre las naciones debemos hacer nacer la paz en nuestro interior, ¿Cómo puede alguien pensar que la paz nace del veneno asqueante de la violencia?, ¿cuándo una rosa brotó de la cicuta?, están equivocados aquellos que piensan que firmando mil acuerdos se consigue la paz, no bastan las buenas intenciones sino son los hechos los que necesitamos.
La paz perpetua pareciera estar reservada sólo para el paraíso.
Debemos aprender que sólo destruyendo, luchando y atacando sin piedad a aquellos elementos que crean la violencia y las guerras se logrará la paz, pero lo que la gente ignora es que esos elementos están en nuestro interior, la envidia, la ira, los celos, el resentimiento, el egoísmo, etc. estos son realmente nuestros enemigos, todo lo que desenmascaramos en los demás está más que sobrando en nuestro interior. Cómo queremos paz si insultamos, humillamos y nuestras palabras reflejan desarmonía, si nuestras palabras destruyen en ves de crear, acaso no nos decimos artistas, acaso el artista no crea, entonces en que quedamos. . .
La juventud es revolucionaria por su propia fuerza interior y vitalidad, pero de que valdría si está mal canalizada, las mentes viejas estan cien por ciento cerradas, no aceptan el cambio, creen que todo seguirá igual o peor que antes, pero ya nada hacen por querer cambiarlo. La llamada es a los jóvenes de espíritu, porque ellos tienen la fuerza y tenacidad para cambiar, para cambiar interiormente.
Sólo matando los elementos destructivos de nuestro interior nacerá la paz del corazón tranquilo, perfume que emana sólo de grandes almas como Krishna, Sócrates, Jesús, Gandhi y tantos otros que entregaron su vida por la paz, que nos mostraron con hechos el camino de la paz perpetua y no con firmas infames en papeles sucios de hipócritas gobernantes y autoridades.


Reynaldo Palacios
Tacna, septiembre de 2005
PINTURAS

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